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“¡Hoy se cumple 1 año desde la puesta en marcha del Ministerio de Ciencia!”, celebraba el pasado jueves este organismo desde sus cuentas en redes sociales, desatando la decepción y enojo de muchos y muchas. La situación no es menor: la institución, que alguna vez fue mirada con esperanza desde distintas áreas vinculadas a la investigación y cuya creación fue calificada como un hecho “histórico”, hoy intenta celebrar en medio de un escenario nefasto.

Suspensión de las Becas Chile y la negativa a apoyar a los becarios y becarias que se encuentran prácticamente abandonados por el mundo y sin poder cerrar sus investigaciones (debido al COVID-19), son parte de la actual situación a nivel país. Incluso, en un momento, se habló de que existía “interés” en convertir aquel programa de becas internacionales en un sistema de créditos. ¿Cómo un organismo que prometía fortalecer la ciencia decide abandonar a los científicos y científicas? ¿Y cómo ocurre esto en un escenario sanitario que requiere de desarrollo y tecnología con urgencia?

Entre la productividad y la pared

La bioquímica y Doctora en Química, Carola Díaz, es una de las muchas investigadoras afectadas por la emergencia sanitaria, como también, por la negligencia de Estado. Su problema no solo se limita a cuán complejo es trabajar sin poder asistir físicamente a los laboratorios; además, el proceso de entrega de recursos de los proyectos Fondecyt, como en el que ella desarrolla su postdoctorado, ha sido tan lento, que, si bien comenzaban curricularmente en abril, recién se concretó la entrega de dineros en agosto: “Por lo que, muchos, estamos atrasados en varios meses por burocracia”, explica.

Para la también vocera de Ciencia Ciprés, la situación les ata de manos: “Nos piden productividad, pero cuando no se puede producir, son inclementes. Sin espacio físico, no puedo avanzar mi investigación y las cuarentenas en la zona han vuelto aún más complejo el escenario. Y, además, de los problemas propios de la pandemia, yo soy mamá, cuidadora, dueña de casa y hago clases, para seguir siendo competitiva. Es fuerte, porque si no mantienes este trainning acelerado, puedes quedar fuera de proyectos del área científica”, relata.

Como enumera, los días se le van de entre las manos: “Entre dictar clases, hacer almuerzo, hacer una pausa, preparar otra clase, mientras hago el aseo y reviso si mi hijo se conectó a sus clases, ha sido una locura”, puntualiza Díaz.

La triple jornada laboral de las mujeres se ha hecho aún más evidente en medio de la pandemia, con todos los efectos que esto tiene en su salud mental. Imagen de contexto de Pexels.

Hoy, la investigadora ve con estupor cómo, en medio de una crisis sanitaria, se disminuye el presupuesto para las ciencias y se deja en el abandono a quienes se perfeccionaban fuera del país: “Ni en un escenario normal ni en uno de crisis –donde se necesita ciencia- se encuentra estabilidad para nuestro quehacer. Y eso es sumamente desmoralizador. Y nos prueba que estamos en la precariedad y el abandono”, remata.

Desde la Asociación Nacional de Investigadores de Posgrado (ANIP Chile), también tienen una mirada muy crítica a la precarización en la ciencia: “Como país, necesitamos una política pública real y seria para la cartera de ciencia y tecnología. Esta política tiene que ser propuesta y promovida por el Estado. Becas Chile no ha seguido, ni sigue actualmente, esta lógica. Por el contrario, ha sido una política pública antojadiza, que no se ha logrado responsabilizar de sus propias consecuencias: ¿Qué se hace con investigadores a los que envía a formarse en el extranjero una vez que vuelven al país? Se les tiene de profesor taxi o de investigador a bajo costo, sin salud o previsión. Las organizaciones por el conocimiento esperábamos que el nuevo ministerio se hiciera cargo de esta situación, pero no ha sido relevante su gestión en esta materia”, declaran como organización.

Para ellos y ellas, esto se refleja en que ni siquiera existe un plan de contingencia, con o sin emergencia: “No tenemos inserción de capital humano avanzado de forma planificada. Cada uno y una se rasca con sus propias garras, produciendo desigualdad, que es lo que se busca superar con un programa de becas”.

Ni las becas ni la extensión son un privilegio

Como confirmó la ANID al medio PAUTA, actualmente tienen a 5.300 becarios y becarias vigentes, entre personas cursando magíster, doctorados y postdoctorados. De estas personas, aproximadamente 2.000 cursan esos estudios fuera de Chile. Y son especialmente estas últimas quienes se encuentran en un complejo escenario para sobrevivir, pues, sumado a no poder continuar su trabajo, temen acabar abandonados a su suerte en otro país.

La situación es especialmente difícil para quienes se encuentran en su último año de investigación y con experimentos que requieren ir presencialmente a las instalaciones: temen no poder cerrar correctamente sus proyectos, verse obligados a retornar recursos y hasta perder sus visas como estudiantes. A pesar de las constantes solicitudes de diálogos, cartas y firmas, la semana pasada el ministerio confirmó que no se concederán las extensiones.

Desde distintas organizaciones del conocimiento han condenado estos anuncios. Como declaran desde la ANIP: “Debemos solidarizar con compatriotas que han decidido perfeccionarse y confiaron en un país para ir a estudiar como proyecto de vida y que, hoy, se encuentran abandonados en contexto de crisis humanitaria, migratoria, laboral y económica. La extensión de becas no es un privilegio, es una necesidad básica en este contexto. Las becas son parte de un proyecto personal y al mismo tiempo nacional, como ANIP emplazamos al Ministro Larroulet y al Presidente Piñera a hacerse responsables de esta situación”.

Opinión similar expresa Carola Díaz: “Como Ciencia Ciprés, nos posicionamos desde la vereda de promover el desarrollo científico y tecnológico para un desarrollo sustentable del país. En ese sentido, sentimos que los anuncios del Ministerio son una falta de respeto a quienes hacemos ciencia. Sumado a que, además, se atreven a celebrar el aniversario de un ministerio que parece existir solo en el papel, porque hasta ahora sus políticas han sido inexistentes”.

Respecto a la suspensión de Becas Chile, proceso que permitía que muchísimos investigadores e investigadoras pudieran continuar su carrera científica y en importantes centros de estudio del mundo, desde la ANIP lo califican como una “irresponsabilidad histórica” y afirman estar cansados de la precariedad e informalidad en la que viven becarios y becarias como trabajadores del Estado.

“En el momento en que más quedó claro lo importante que es la investigación, tenemos un recorte presupuestario. Y nuevamente se cortó el hilo por lo más delgado: la formación. Fue un recorte a todo el presupuesto de la Agencia y que se consolidó en Becas Chile, que no adjudicará ninguna beca nueva en 2021 y perdió un tercio de sus dineros. La subsecretaria dice que con el financiamiento de Becas Chile financian más becas nacionales, pero debería decir “financiaremos”, porque la verdad es que becas nacionales tiene el 2% menos de fondos en este presupuesto 2021. El fortalecimiento del desarrollo científico y tecnológico nacional como motor hacia el desarrollo se cae a pedazos cuando en los hechos se sacan estas inversiones en formación de investigadoras e investigadores”, declaran enfáticamente, agregando que sienten que el actual ministro de ciencia, Andrés Couve, no ha hecho nada por defenderles, limitándose a anunciar estos recortes.

Desde Ciencia Ciprés han mostrado su “absoluto apoyo a todas las personas que han visto truncados sus sueños de perfeccionarse, aprender y de continuar desarrollo personal con la suspensión del programa de becas en el extranjero. Exigimos que inmediatamente se restituya Becas Chile, que se dé extensión universal a todos los becarios y becarias (tanto en el extranjero, como en Chile), y no vamos a descansar hasta que todos estos problemas se solucionen”, afirma Díaz. Las organizaciones del conocimiento se niegan a bajar los brazos y continuarán buscando soluciones a través del diálogo, como este petitorio en el que están reuniendo firmas.

En caso de no encontrar soluciones, temen verse obligados y obligadas a volver a salir a las calles a protestar, a pesar de la pandemia.