Este miércoles, se anunció un explosivo aumento de casos de coronavirus en nuestro país, especialmente en la Región Metropolitana, lo que llevó a decretarse la cuarentena para personas mayores de 75 años y para la provincia de Santiago. Pero esta situación no solo causa incertidumbre y ansiedad a las personas mayores, sino también a quienes se encuentran gestando.
¿Qué sabemos del COVID-19 y el embarazo? ¿Existen peligros? ¿Qué medidas se deben tomar? Conversamos con el bioquímico Marcelo González Ortiz, quien está tras el Laboratorio de Investigación Materno-Fetal de la Universidad de Concepción, además de la jefa de la carrera de Obstetricia y Puericultura UdeC, Marcela Cid Aguayo, quienes nos aclararon las principales dudas.
Aún no nos podemos confiar
Lo primero que nos aclara el doctor en Ciencias Biológicas, es que dado lo reciente del virus y su propagación, no existe aún certeza sobre si el feto se ve afectado de alguna manera por la infección materna, en el corto y largo plazo: “la poca evidencia publicada hasta la fecha, apunta mayormente a que no sería muy probable la infección fetal intrauterina (transmisión vertical), aunque no se ha descartado que el virus genere un daño placentario que afecte al feto o que efectivamente el virus pueda atravesar la placenta. Algunos estudios han evidenciado un aumento de partos prematuros en madres con test SARS-CoV-2 positivo. Además, existe un caso reportado en el que el virus se pudo detectar en la placenta de una madre infectada y se asoció el daño placentario con la muerte del feto durante el trabajo de parto. Esto pone en alerta en cuanto a que el virus podría alterar la función de la placenta, sobre todo si la infección se produce tempranamente durante el embarazo”, explica el especialista.
González destaca que un alto porcentaje de embarazadas infectadas con SARS-CoV-2 serían asintomáticas: “Dos estudios recientes (en UK y USA) muestran que el porcentaje de embarazadas con SARS-CoV-2 positivo serían entre el 7-15% del total, y de éstas, alrededor del 90% son asintomáticas. Esto quiere decir que aún no se han reportado los efectos potenciales del COVID-19 sobre la gestación (madre y feto) en casos asintomáticos (la mayoría), ya que, en general, no se hacen test masivos en mujeres embarazadas”. Por eso, su llamado es a tomar todos los resguardos posibles, ya que no se pueden descartar efectos severos de este virus durante el embarazo, tanto en la madre como en el feto.
La matrona y jefa de esta carrera en la Universidad de Concepción, Marcela Cid Aguayo, apoya esto, afirmando que, si bien hay datos limitados y aún no se ha detectado el virus en muestras de líquido amniótico o leche materna, “hay que considerar que las gestantes experimentan cambios inmunológicos y fisiológicos que pueden hacerlas más susceptibles a las infecciones respiratorias virales, incluido COVID-19″. Por eso, no hay que confiarse.
Parir en tiempos del coronavirus
Y a la hora de dar a luz, ¿qué medidas se toman? Cid explica que en los casos que se considere necesario, la embarazada deberá ingresar con medidas de aislamiento de contacto al centro hospitalario. Mientras que “la vía y momento del parto deben ser evaluados de forma individual y multidisciplinar. La decisión de realizar un parto por vía vaginal o de una cesárea debe ser evaluada teniendo en cuenta el criterio obstétrico y el estado crítico de la madre”, detalla.
En el caso de que una mujer positiva al virus SARS-CoV-2 deba dar a luz, “todo el proceso de trabajo de parto y parto debe realizarse en una sala en aislamiento, con la mínima cantidad de personal de salud y todos los que intervengan deben utilizar equipo de protección personal. La paciente utilizará mascarilla durante todo el proceso, se realizará monitorización fetal continua y se recomienda evitar el apego y aislar al recién nacido de su madre. La recuperación postparto inmediata también se realizará en una sala de aislamiento”, explica.
Aunque existen pocos datos respecto al COVID-19 durante el embarazo, “los datos existentes acerca de otros coronavirus similares, el SARS o el MERS permiten inferenciar el posible efecto que tendría en una mujer embarazada. En todas estas epidemias, las embarazadas mostraron tasa de letalidad elevada, mayor riesgo de ingreso a unidades de cuidados intensivos, mayor riesgo de ventilación mecánica y de otras complicaciones infecciosas”. Por eso, es importante que las embarazadas tomen las mismas precauciones que el resto de la población para evitar la COVID-19, como por ejemplo:
- Lavado de manos con frecuencia con desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón.
- Evitar salir de casa y recibir visitas.
- Acudir a controles médicos y ecográficos planificados de preferencia solas o máximo con un acompañante.
- Durante la consulta/ecografía la paciente deberá usar mascarilla.
- No acudir con niños a los controles.
- Evitar el transporte público.
- Si la gestante presenta tiene fiebre, tos o dificultad para respirar, debe consultar y buscar asistencia médica. Idealmente antes de acudir a un centro hospitalario puede seguir instrucciones telefónicas entregadas por la autoridad médica local.
LIMaF UdeC: Investigar para salvar vidas
La aparición de este virus ha dejado en claro cuán importante es la investigación interdisciplinaria para abordar estas temáticas y el Laboratorio de Investigación Materno-Fetal (LIMaF) de la UdeC es un ejemplo de esto. Como cuenta Marcelo González, surgió cuando quiso investigar la placenta desde la biomedicina, estrechando lazos entre las ciencias básicas y la clínica, idea que se concretó con su incorporación al departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina.
En este laboratorio “se busca describir mecanismos fisiopatológicos de las principales enfermedades que afectan al embarazo, como son la diabetes, la obesidad, la preeclampsia, entre otras. La relevancia de estudiar estas enfermedades se relaciona con sus efectos a corto, mediano y largo plazo: pueden causar problemas importantes en el embarazo, como en los partos por cesárea, partos prematuros, muerte fetal y materna o distintos tipos de estrés tanto para la madre como el feto y recién nacido/a; mientras que, al largo plazo, se sabe que estas enfermedades aumentan la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles en los individuos que se gestaron en estas condiciones”, explica el bioquímico.
Como afirma este especialista, describir y conocer los mecanismos fisiopatológicos de estas enfermedades pueden llevar a la generación de nuevas terapias, estrategias de prevención o nuevos protocolos de atención que aseguren el bienestar de la madre y el recién nacido.
Uno de los intereses de estudio, ha sido el óxido nítrico, debido a su importancia en la placenta y porque es el principal vasodilatador producido por nuestro propio organismo. “Su síntesis aumenta durante el embarazo y permite que la sangre fluya correctamente por la placenta, lo cual es fundamental para mantener el aporte de oxígeno y de nutrientes al feto. Entonces, nos interesa saber cómo se produce el óxido nítrico en la placenta y si en las enfermedades del embarazo su síntesis se ve alterada (y cómo se ve alterada)”, agrega.
Aunque la pandemia ha afectado el funcionamiento de este laboratorio, como el de toda la universidad, impidiendo que se realicen experimentos, actualmente su enfoque es “poder ser un aporte desde la búsqueda y entrega de información que sea pertinente”, puntualiza, haciendo hincapié en cuán importante es tomar decisiones basadas en datos científicos y comprobados.