La tarde del jueves 7 de noviembre, se realizó en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción la primera Asamblea por la Creación del Conocimiento en Chile. Esta registró una asistencia de 30 personas, de las cuales 9 fueron estudiantes de pregrado (30%), 14 investigadores – postdoctorados, asistentes, técnicos – (47%) y 7 investigadores-docentes (23%). La discusión se realizó en grupos en torno a cuatro preguntas articuladoras:

  • ¿Cómo ser un aporte al cambio social desde la ciencia?
  • ¿Cómo democratizar el proceso de investigación?
  • ¿Cómo pasar a un modelo cooperativo?
  • ¿Cómo superar desigualdades en la academia?

Principales conclusiones

Para que la investigación sea un aporte real a la sociedad se necesita que los y las investigadoras generen plataformas para establecer diálogo con la sociedad, siendo humildes para enfrentar este proceso. Este diálogo debe permitir aportar desde nuestras disciplinas para tender hacia el trabajo interdisciplinar, que permita la vinculación real con la comunidad.

Las necesidades de la sociedad deberían llegar rápidamente a la academia, mediante vinculación con organizaciones sociales para recoger los requerimientos, sin subestimar a la sociedad civil. De esta manera, los intereses sociales debieran primar por sobre los intereses privados al momento de realizar investigación. Para esto, también se necesita un cambio de enfoque en la asignación de fondos concursables.

Deben existir cambios estructurales en la academia y en la formación epistemológica de los y las académicas, que permitan la conexión de la investigación con la sociedad. Para propender a esto, en las Universidades debieran existir Consejos de la Sociedad Civil, con injerencia en las políticas universitarias que hagan real la vinculación y el modelo de ciencia ciudadana.

En cuanto a los fondos, éstos debieran financiar proyectos con fines sociales, tanto en investigación básica como aplicada. Además, el financiamiento de la ciencia debiera ser con fondos permanentes y no concursables.

Se deben realizar cambios en las metodologías y en la formación científica, tendiendo a dar relevancia a la vinculación con la sociedad y potenciando las herramientas de difusión de la investigación. La divulgación científica debe valorarse como corresponde a su relevancia.

Para democratizar el proceso de investigación es muy relevante dar mayor transparencia y equidad a los instrumentos de financiamiento. Para lograr esto, el acceso a los canales de financiamiento debe darse en igualdad de condiciones para todas y todos, mientras que las comisiones de evaluación de proyectos deben revisarse en cuanto a su conformación y a los criterios que se utilizan para evaluar.

Una manera de democratizar el conocimiento científico, es potenciar la enseñanza de las ciencias desde la formación escolar, fomentando también la ciencia ciudadana.

En las universidades, la democratización de labor científica también pasa por la democratización de participación de los estamentos y el reconocimiento del estamento investigador, que en muchas ocasiones presta servicios en condiciones contractuales precarias en función del financiamiento de proyectos.

En cuanto al territorio, la democratización científica pasa por considerar las necesidades territoriales al momento de definir los objetivos científicos, la política de desarrollo y asignación de recursos para la investigación. Esto pasa por generar una agencia descentralizada, que tendría que ser distinta en funcionamiento a CONICYT actual. La nueva agencia deberá determinar las necesidades sociales y productivas de cada región o territorio.

Considerando que el modelo actual de investigación se basa en un esquema individualista y competitivo, sería positivo pasar a un modelo cooperativo de generación de conocimiento, para lo cual se debe brindar igualdad de condiciones al momento de postular a proyectos. Se deben estimular programas de proyectos de colaboración entre diferentes disciplinas, tendiendo a la interdisciplinaridad y transdisciplinaridad.

La colaboración se debe ver como una manera de mejorar las competencias, lo cual debe ser considerado a la hora de evaluar a los y las investigadoras. No solamente se deben considerar el número de publicaciones sino que también la capacidad de colaboración, vinculación con la sociedad y de difusión científica. También considerar la participación en consejos ciudadanos, en elaboración de políticas públicas, etc. No se debe valorar solamente la competitividad científica al momento de asignar recursos públicos.

En cuanto a las desigualdades en la academia

Es muy relevante regularizar el sistema de contratos de trabajadores de la ciencia en las instituciones, eliminando la precariedad actual. Se debe avanzar porque existe mayor protección social y seguridad laboral para todos y todas quienes trabajen en ciencia, cualquiera que sea su género, especialidad o grado de formación.

Para lograr esto, además de mayor inyección de recursos, se necesita mejorar la distribución de los recursos, tendiendo a equiparar entre diferentes áreas de la ciencia y cuestionar prácticas que son cotidianas como el incentivo por publicaciones (para investigadores principales) u otras asignaciones de honorarios por proyectos a investigadores que tienen contratos a tiempo completo en instituciones. También se puede proponer que los proyectos incluyan la obligación de tener contratos formales con quienes son parte de los equipos de investigación.

Se plantea exigir un gesto por parte de científicos/as mejor posicionados en el sistema, para que se haga un ejercicio de autocrítica y se deje de lado la zona de confort científico, reflexionando sobre los beneficios y privilegios que se poseen en comparación al resto de la población científica.

En el contexto general, es relevante que el sistema científico logre tener autonomía del sistema económico, para dejar de ser una herramienta del mercado, entendiéndose este como un ente externo al estado, y se genera una nueva estructura para la toma de decisiones, la inversión y distribución de los recursos. Esto implicaría también cambios en los modelos universitarios y su estructura, para mejorar los estándares internos de transparencia y los marcos normativos, incluyendo la práctica ética en una academia centrada en el impacto social.

Como punto adicional, se plantea solicitar el Ministerio de CyT que se abran las reuniones de discusión sobre institucionalidad científica, que hasta la fecha han funcionado con invitaciones a dedo a ciertas personas.