En portada: el Dr. Felipe Zuñiga.

Por Cecilia Ananías Soto

¿Cómo sabemos que este virus existe? ¿Cómo funcionan los test PCR y de antígenos? ¿Puede haber un falso positivo y que en realidad el examen esté detectando una gripe? ¿Por qué se recomienda cubrir boca y nariz? ¿Son peligrosas las vacunas? ¿Sabemos qué contienen?

Hace más de dos años que el COVID-19 aterrizó en nuestro país y, a pesar del paso del tiempo, aún existen muchas dudas sobre este tema. Informaciones falsas en Internet y la falta de educación y comunicación en salud desde el gobierno, ha conllevado a que no solo surjan preguntas, sino que también, mitos y miedos. Por eso, como Asociación Enrique Molina Garmendia, decidimos contactar a dos académicos de la Universidad de Concepción, especializados en el tema.

Conversamos con la magíster en Bioquímica Clínica e Inmunología, Daniela Castillo y el Doctor en Biología Celular y Molecular, Felipe Zuñiga. Ambos son docentes e investigadores del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología de la UdeC, donde no solo se educa sobre el tema, sino que también se procesan alrededor de 500 muestras diarias de las búsquedas activas. Esto nos contaron.

1. ¿En qué se diferencian el test de antígenos y el de PCR?

Como nos explica Daniela Castillo, el test de antígenos se basa en la inmunocromatografía, una técnica inmunológica que busca reconocer proteínas que son parte de la estructura del virus; mientras que la PCR –acrónimo de Reacción en Cadena de la Polimerasa se basa en el diagnóstico molecular, es decir, busca identificar material genético específico del virus, y que se diferencia del material genético humano y de otros virus.

En la imagen, tres tests de antígenos. De izquierda a derecha: uno negativo, otro positivo con alta carga viral y uno positivo con baja carga viral.

2. ¿Cuál test es más recomendable?

Aunque en ambos se utiliza una muestra nasofaríngea –esa tórula que nos insertan por la nariz y hasta el infinito-, la técnica de la PCR tiene una sensibilidad mayor, que bordea entre el 98 y 99%; mientras que el test de antígenos tiene una sensibilidad de alrededor del 90%, por lo que podrían quedar sin diagnóstico personas con menor carga viral.

Por esto mismo, es que el test formal de diagnóstico es la PCR y ninguna otra técnica lo reemplaza. Pero debido a la alta demanda y la saturación que hubo en sistemas públicos y privados durante la última ola de COVID-19, es que comenzaron a masificarse los test rápidos de antígenos, para descongestionar el sistema y dar diagnóstico más rápido.

Tanto el test de antígenos, como la PCR, utilizan una muestra nasofaríngea.

3. Ya sabemos que ningún test es 100% sensible, por lo que pueden existir falsos negativos. Pero, ¿puede haber un falso positivo? Por ejemplo, ¿puedo dar positivo y tener en realidad una gripe?

La magíster en Bioquímica Clínica e Inmunología nos explica que, aunque la posibilidad es muy baja, pueden existir falsos positivos con el test de antígenos, en casos de personas que hayan tenido influenza, porque pueden tener proteínas similares. Pero esto no ocurre con la PCR, dado que este test reconoce el material genético específico del virus del COVID-19.

En general, Castillo recomienda que: “Si tienes síntomas y diste positivo en un test de antígenos, el diagnóstico está confirmado. Pero si tienes síntomas y sale negativo el test de antígenos, no te confíes y practícate una PCR, porque podrías estar en ese rango que este examen no detecta”. Además, sugiere realizar este tipo de examen los primeros cinco días en los que se tuvieron síntomas, porque después de esto, empieza a bajar la carga viral.

Las muestras son ordenadas con número y letra. Luego, van hacia las máquinas de PCR.

 4. ¿Qué contienen las vacunas? ¿Es verdad que tienen grafeno o que su fórmula es desconocida?

Castillo es enfática al afirmar que, desde que las vacunas llegaron a Chile, se encuentra disponible la información de su composición y ficha técnica en la web del Ministerio de Salud. Por lo que si ven información que dice que “no sabemos qué contienen las vacunas” o que contienen compuestos como “grafeno” – que, además, es muy caro y difícil de producir-, son falsas: el detalle de lo que contienen y sus excipientes está disponible para revisión. Aquí puedes revisar la ficha técnica de la vacuna Sinovac, Pfizer, Astrazeneca y Cansino.

Ficha técnica de la vacuna Pfizer. Fuente: Minsal

“Cuando llega una vacuna, es revisada por especialistas, buscando el beneficio para la población general y se sube su ficha técnica, analizando su calidad, su eficacia activando el sistema inmune y la seguridad (cuántos efectos adversos hay. Mientras menos hay, más segura)”, explica la académica.

Junto con esto, la experta nos recuerda que las vacunas son una tecnología antigua, por lo que estas contienen excipientes – sustancia inactiva usada para incorporar el principio activo y que ayuda en la fabricación- ya nos lo hemos inyectado antes, desde la primera infancia; solo cambia el organismo patógeno contra el que nos protegemos.

“Se basa en las mismas plataformas metodológicas: pueden ser virus atenuados (que perdieron la capacidad de replicarse e infectar), pueden ser moléculas sintéticas similares a la del virus y todas buscan generar una respuesta inmune y, con ello, la generación de anticuerpos específicos que harán frente a la enfermedad”, agrega Castillo. De hecho, si revisamos muchas palabras “largas” entre los compuestos, nos daremos cuenta de que son los mismos excipientes de fármacos de uso común, como anticonceptivos orales y Paracetamol (puedes ir a revisar los ingredientes en sus cajas para comparar).

Ficha técnica de la vacuna Sinovac. Fuente: Minsal

5. ¿Y qué pasa con los efectos colaterales de las vacunas? Conozco a alguien que le hizo muy mal, ¿cómo se explica?

Sí existen, pero estos casos de efectos inesperados suelen ocurrir 1 en un millón y esto puede pasar con cualquier fármaco: hasta con el Ibuprofeno que nos tomamos cuando nos duele la cabeza o los fármacos para la diabetes. Por lo que se prioriza el beneficio de las masas. “Si no estuviéramos vacunados y vacunadas, habrían muerto miles de personas más durante la ola de COVID-19 que hubo en el verano”, agrega Castillo.

 6. ¿Cuál es el proceso de PCR? ¿Cómo sé que funciona de verdad y que no están inventando casos o confundiéndolos con resfriados?

El Dr. Felipe Zuñiga nos recibió en el laboratorio del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología para mostrarnos en vivo cómo se lleva a cabo el proceso. A este lugar, llegan entre 400 a 500 muestras diarias del Gran Concepción y Los Ángeles que son tomadas en las búsquedas activas, gracias a un convenio con el Servicio de Salud Biobío. “Actualmente, ya hemos sobrepasado los 100.000 diagnósticos”, agrega.

El académico nos explica que le llegan muestras de hisopado faríngeo y, a veces, muestras de saliva en cadena de frío. “Lo primero que tenemos que hacer, es extraer el material genético del virus de esa muestra. Con protocolos bien establecidos, llevamos a cabo la lisis: ‘romper’ el virus para obtener su ADN -en realidad es ARN que luego se convierte en ADN por otra reacción-. Este proceso es muy fácil, ya que el virus tiene una carga positiva y las máquinas tienen carga negativa, por lo que atrapamos el ADN por magnetismo, purificándolo del resto de estructuras del virus”, detalla.

Pero como se extrae una cantidad pequeña de material genético, luego, esto debe pasarse por los equipos de PCR, que es una técnica que data de 1985: “básicamente funcionan como fotocopiadoras moleculares: van fotocopiando y ampliando el ADN del virus, hasta que logramos observarlo. Y solo va a ampliar el material genético del virus, en base a sus secuencias específicas”, continúa. Cabe recordar que al inicio de la pandemia se secuenció el virus y esta información fue compartida a toda la comunidad científica mundial.

Si la persona es positiva, se dibujará una curva. Si es negativa a COVID-19, no verán cambios. Las máquinas de PCR permiten procesar cientos de muestras al mismo tiempo.

Luego, “al realizar la PCR en tiempo real, vamos observando cómo esa cantidad de ADN va aumentando, lo que va dibujando unas curvas con forma de S. Si una persona está con COVID-19, el virus estará presente, podremos amplificar ese material genético y veremos aumentos en la curva; en cambio, si la persona está sana, no veremos cambios”.

Entre la extracción, lisis y PCR, toma alrededor de 5 horas por persona. A raíz de lo específico que es, no es posible dar positivo por otros virus. “El genoma del resfriado común o de la influenza son distintos. Esa es la gracia de la técnica, que es altamente específica y muy sensible”, explica el Doctor en Biología Celular y Molecular.

7. ¿Por qué salen variantes nuevas a cada rato y tenemos que vacunarnos tan seguido? ¿Son inventos?

Los virus van mutando. Por eso cada año nos vacunamos contra la influenza. La diferencia entre la influenza y el COVID-19, es que este es mucho más infectivo que la influenza y su cuadro clínico es mucho más grave. Lo primero, lleva a que contagie más rápido y a más personas, lo que lleva a que aparezcan nuevas variantes y haya que reforzar la vacunación más seguido.

8. ¿Por qué nos cubrimos nariz y boca para protegernos del contagio? ¿Y por qué se utiliza la nariz para tomar muestras?

“Tenemos distintas vías de entrada de patógenos, en la que nuestro cuerpo está en contacto con el ambiente. El coronavirus tiene una alta afinidad con un receptor que se encuentra en el tracto respiratorio (ACE2), por lo que la nariz es la llave de entrada del virus”, explica Daniela Castillo.

Junto con esto, como el virus puede transmitirse por gotitas de saliva, se recomienda también cubrir la boca: “cubrimos la nariz para no contagiarnos y cubrimos la boca para no transmitirlo”, resume.

La magíster Daniela Castillo explicando el uso y funcionamiento de tests de antígenos.