Fue a finales de abril del 2021 que el Ministerio de Salud de Chile (Minsal) aprobó la vacunación en gestantes y nodrizas, entre las exigencias de la comunidad médica y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Una campaña que comenzó tibiamente, sin muchos llamados activos hacia esta población y priorizando solo a quienes tuvieran comorbilidades… o al menos, así fue hasta este lunes, donde sí se hizo un llamado más urgente, luego de que se alertara un alza en la mortalidad materna por Sars-CoV-2.

Como informó en un comunicado la Asociación Nacional de Matronas (ASOMAT),  los ingresos a UCI de mujeres gestantes o puérperas se habían cuadruplicado este año, aumentando la mortalidad materna a entre un 30 a 40%. Hospitalizaciones de gestantes en la UCI –como recoge este dramático testimonio en The Clinic-, partos prematuros y fallecimientos han sido parte del complejo escenario.

Desde ASOMAT advierten que el proceso de vacunación en este grupo no es expedito, lo cual se condice con que solo ha alcanzado la inoculación del 37% de su población objetivo, como afirmó la subsecretaria Paula Daza en la pauta del Minsal del lunes. “Vemos que en toda la red asistencia se obstaculiza la vacunación, y se les solicita papeles y autorizaciones, que lo único que hacen es entorpecer aún más un proceso que debiera ser mucho más expedito, exponiendo de esta manera a quienes pertenecen a los sectores más vulnerables”, declaran desde ASOMAT.

Entre otros problemas que identifican, es la negativa a vacunar a gestantes hospitalizadas y declaran que “la tardía llegada y toma de decisiones para resolver las necesidades de las mujeres gestantes y puérperas durante la pandemia COVID-19 está generando consecuencias de las cuales se requiere prontamente remediar”.

Conversamos con dos mujeres que se vacunaron en el Gran Concepción, una de ellas, estando embarazada y la otra, ya en proceso de lactancia. A esto sumamos la voz profesional de la jefa de la carrera de Obstetricia y Puericultura UdeC, Marcela Cid Aguayo y del investigador tras el Laboratorio Materno-Fetal UdeC, Marcelo González Ortiz. Esto nos contaron.

Vencer rumores, miedos y burocracia

Aunque existían miedos y desconfianzas, la emprendedora Katerine Jarpa Oliva recibió con mucha emoción el anuncio de que ya se podía vacunar. Como relata, “al ser una embarazada con diabetes gestacional y asmática, me sentía muy vulnerable y también desplazada del proceso de vacunación. Sabía que todo es nuevo y que la efectividad y efectos de la vacuna aún son foco de estudio y por eso había dejado de ilusionarme con recibirla. Pero cuando supe que podría llegar, me puse a investigar, leer, seguir grupos de Instagram sobre el tema y quería que llegara mi control con la matrona para que me guiara en el proceso”, cuenta.

Imagen de contexto. Fuente: Pexels

Se devoró cuánto estudio y artículo encontró y finalmente, llegó hasta el Cesfam del sector Pedro de Valdivia de Concepción con la decisión ya tomada de que quería vacunarse. “El lunes 26 de abril justo tenía control con la matrona en el Cesfam y literalmente la bombardeamos de preguntas con mi esposo. Ella nos respondió todo, nos orientó y contuvo nuestros miedos. Finalmente, volvió mi seguridad, porque, ¿si la Izkia Siches pudo con 40 semanas, porque yo no? Una vez tomada la decisión fue cosa de hacer el papeleo y listo”, agrega.

En su caso, el proceso fue rápido: “Fuimos al Colegio María Inmaculada -hoy, punto ubicado en el Sindicato Petrox-, porque ahí tenían la vacuna Pfizer, y me trataron como una reina; hasta silla de ruedas me ofrecieron para facilitar mi movilidad, pero no acepté”, relata. Con felicidad recibió su pinchazo y esperó los 30 minutos reglamentarios antes de retornar a su hogar: “El brazo me dolió por 2 días y nada más. Espero que más mamitas embarazadas tengan la oportunidad que yo estoy viviendo”, agrega.

Otra persona que debió estudiar, investigar y disipar rumores por su cuenta, fue la diseñadora industrial, Javiera Rojas Luman, quien se encontraba ya amamantando a su hijo de 11 meses cuando se anunció el proceso de vacunación. Ella califica la decisión como “compleja”, principalmente por las dificultades para encontrar información confiable. De hecho, la misma guía del Ministerio de Salud es muy vaga: “Fue súper difícil decidirlo, porque no hay muchos estudios al respecto. Revisé el documento del gobierno donde decía que se autorizaba la vacuna, pero más abajo salía que no había información suficiente como para asegurar que la vacuna que era segura. Entonces, a mi pareja le parecía peligroso. Pero como yo estoy trabajando y me estoy moviendo, tengo altas posibilidades de contagio y prefería estar vacunada. Por mí y por mi hijo”, narra.

La decisión la tomó apoyada por el pediatra de su hijo y finalmente, tras consultarle a una amiga de infancia que hoy es médica y psiquiatra: “Ella me terminó de convencer. Me explicaba que yo le servía más viva a mi hijo, que de otra forma”, enfatiza. Hoy, por suerte, ya existen más estudios que respaldan la importancia de vacunar a gestantes y nodrizas contra el COVID-19 y la seguridad del proceso, pero la mayoría están en inglés y no se han acercado correctamente al resto de la población.

Cuando Rojas acudió a vacunarse, tuvo problemas inicialmente: “Me preguntaron si había firmado un documento que hay que llevar, porque el gobierno no se hace cargo: si te pasa algo a ti o a tu guagua, eres tú la responsable. Aunque no había firmado el documento, como les conté que mi hijo tenía 11 meses, me dijeron que no era tan complejo a esa edad; como sí pasa con bebés de 6 meses o menos. Así que accedieron a hacerlo y me dijeron que tomara harta agua no más”, explica.

La trabajadora industrial siguió amamantando tras la vacunación, sin mayores problemas, excepto por un pequeño brote de granitos que sufrió su hijo alrededor de su boca, pero que se resolvió a los pocos días.

Evidencia alentadora

La matrona, Marcela Cid Aguayo, sabe que pueden existir temores en la toma de este tipo de decisiones en población gestante. Por eso, para ella, “los y las profesionales de la salud deben entregar la información disponible refiriéndose a los aspectos en pro y en contra, para así favorecer decisiones con conocimiento. Frases como ‘bajo su responsabilidad’ ya genera una carga negativa en las gestantes y nodrizas, que sólo aumentan la incertidumbre y la culpa“.

La experta es enfática respecto a que, si bien la evidencia científica parece limitada (por el tiempo de estudio), es alentadora respecto a la vacunación para SARS-CoV-2. Y además, “es necesario recalcar a las gestantes que el embarazo es un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad grave en caso de contagio. Por lo tanto, si aún existen dudas es importante ampliar el diálogo y consultar nuevamente o buscar una segunda opinión, además de buscar información en las distintas plataformas formales de salud disponibles”, declara.

Mientras que el bioquímico y doctor en Fisiología, Marcelo González Ortiz afirma que es lamentable que no se incluyera a embarazadas y nodrizas en los primeros ensayos clínicos: “Es habitual que se esperen los resultados de seguridad en población general antes de inocular a población vulnerables, pero este retraso debe tomarse como lección en cuanto a que las estrategias para enfrentar un patógeno que potencialmente pueda afectar la vida de la gestante o el feto, debiera incluir desde el inicio en las fases de estudio a mujeres en gestación. Recuerdo una frase que escuché en un seminario sobre el tema, en que se dijo que ‘las mujeres en gestación deben ser protegidas con investigación, no ser protegidas de la investigación’. Eso me hace mucho sentido, y por eso también debemos investigar más sobre los efectos de este virus en la vida gestacional y sus efectos a largo plazo”, enfatiza.

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Sumada a la publicación canadiense que confirma la seguridad de la vacunación en gestantes y nodrizas, la matrona agrega que el estudio publicado en el American Journal of Obstetrics and Gynecology: “Fue publicado en marzo de este año y demostró que la vacunación de gestantes y nodrizas con Pfizer/BioNTech confiere una inmunidad a sus hijos o hijas, a través del traspaso de  anticuerpos que estaban presentes en sangre del cordón umbilical (placenta) y a través de la leche materna”, explica.

Cid también agrega que, si bien el mayor miedo está dado porque son “vacunas nuevas”, sus tecnologías han sido estudiadas con anterioridad. “Los expertos y expertas señalan que las vacunas RNAm (Pfizer-BioNTech) son seguras en el embarazo y lactancia ya que no contienen el virus vivo, no producen replicación viral y el RNAm no interactúa con el ADN de la persona. Los estudios en modelos animales no han observado toxicidad ni teratogenicidad”, detalla.

Agrega que, aunque las vacunas no generan inmunidad en un 100%, disminuyen significativamente las probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. “Hay investigaciones que señalan que, al comparar gestantes con mujeres no embarazadas, las primeras tendrían mayor riesgo de desarrollar una enfermedad severa y, por lo tanto, ingresar a una unidad de cuidados intensivos, requerir ventilación mecánica o la necesidad de oxigenación por membrana extracorpórea. Estos riesgos se incrementan si además la mujer presenta comorbilididades como hipertensión, diabetes pregestacional/gestacional u obesidad. Y cabe destacar que más del 30% de embarazadas que se controlan en el sistema público de salud presentan un estado nutricional en rango de obesidad. Mientras que, en relación a riesgos de los hijos o hijas, también estudios señalan que se ve incrementado el riesgo de parto prematuro, lo que constituye la principal causal de morbimortalidad neonatal a nivel mundial”, puntualiza.

En cuanto a las mujeres que están amamantando, González agrega que “no existe evidencia que muestre que sean más vulnerables que mujeres de edad similar que no estén amamantando, pero dada la dependencia del recién nacido/a en cuanto al contacto con la madre (desde lo nutricional hasta lo afectivo y desarrollo neurológico), el enfermarse grave de COVID-19, puede generar un alto impacto en las primeras semanas de vida del niño o niña, como también para el entorno familiar/social”, precisa.

Gestar y criar en pandemia

El COVID-19 ha tenido tal impacto en nuestras vidas, que incluso ha modificado la experiencia de gestar, parir y criar, marcándolas de miedos y cuidados, como también ilustra esta columna de CIPER Chile.

Tanto Jarpa como Rojas coinciden en que es un proceso complejo en este escenario. “Ha sido un camino muy solitario. Controles y ecografías en donde esperas compartir este proceso con tu compañero, esposo, mamá o amiga y no puedes, no te dejan. La contención, la emoción de pareja en este proceso tan bello no existe; llegas a casa post control a contar lo que viste, lo que te dijeron, lo que olvidaste preguntar”, cuenta Jarpa.

Para ella, también fue complejo tener que tomar cuidados extras y luchar contra personas menos cuidadosas de su entorno o que no creían en la pandemia, “solo con el fin de no llegar a ser un número más como contagiada. Sin mencionar que siendo asmática y con diabetes gestacional posiblemente sería una candidata a la hospitalización. Da miedo, pero, así como yo, son muchas las embarazadas que deben sentir lo mismo; muchas que se contagiaron y no sobrevivieron, otras que necesitaron cama UCI, intubación, hospitalización. Y, por suerte, no ha sido mi caso”, concluye Katerine Jarpa, quien es la emprendedora tras Medapis, empresa que aborda la salud de abejas y sus colmenas.

Experiencia similar a la que ha tenido Javiera Rojas: “ha sido entre loco y triste gestar y criar en medio de una pandemia. No he podido compartir estos procesos con nadie, que no sea mi familia más cercana, que en mi caso somos poquitos. Hasta la familia de mi hijo por parte de su papá se ha perdido parte de su proceso y la vinculación, entre cuarentenas. Aunque tengo a varias compañeras de la universidad que han tenido bebé, no los hemos podido juntar, por razones obvias”, declara.

Agrega que, en su caso, ha optado por el contacto y apoyo a distancia entre mujeres que están viviendo lo mismo: “Porque la lactancia es una etapa súper intensa, donde es necesario tener apañe. Es complicado, estás cansada, frustrada, a veces te olvidas quién eres, porque no has dormido bien, a veces duele. Pero, por otro lado, ha sido bacán la calma que he encontrado en esta etapa y no tener una rutina agobiante y estresante que nos limite el tiempo con mi guagua; de hecho, he podido compartir mucho con él los primeros meses. Es tan agotante como enriquecedor”, puntualiza.