4386152315_f8427bba99_b

Este mes, los sindicatos nº1 y nº 3 de la Universidad de Concepción presentaron su propuesta de contrato colectivo a la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos, con el objeto de mejorar las condiciones laborales de sus miembros. Reajustes de sueldo de acuerdo al IPC, bonos para vacaciones, permisos en caso de nacimientos o fallecimientos y distintas becas de estudios para sus hijos fueron algunos de los puntos expuestos en este documento. La respuesta del vicerrector de este organismo, Alejandro Santa María, no se hizo de esperar, pero lamentablemente declinando a prácticamente casi todas sus demandas.

El principal punto de discusión, fue la petición de reajustar los sueldos de los trabajadores en el 100% de la variación que haya experimentado el Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante todo el 2016, lo cual se traduciría en un aumento del 8,5% para los trabajadores del sindicato.

Desde la vicerrectoría, declararon que se trataba de un aumento elevado: “el monto de las peticiones de ustedes importa un crecimiento equivalente al 20% del costo anual en remuneraciones del personal universitario (…) de accederse a las peticiones contenidas en el proyecto, la Universidad incurriría en costos adicionales por $13 mil millones de pesos al primer año, lo que, como comprenderán, es absolutamente imposible de asumir”, declaran en su respuesta.

Desde la vicerrectoría, afirman que “con la nueva legislación que regirá a las universidades, se ha afectado negativamente el financiamiento de nuestra universidad. En el proyecto de Reforma a la Educación Superior, ya se ha terminado por eliminar el Aporte Fiscal Indirecto entre otros impactos a nuestro financiamiento. Además, el proyecto de Ley aún no está terminado, lo que genera un escenario de incertidumbre”.

Otros de los argumentos que se expusieron en contra, para declinar este reajuste del 8,5%, fue la diferencia de alrededor de un 18% entre los aranceles de referencia y los costos reales de las carreras y la gratuidad que “nos ha limitado en aranceles y número de alumnos”. Por esto, su contrapropuesta para este año consiste en un “reajuste de remuneraciones nominal, sobre los sueldos base, equivalente al 3,5%”. Esto no se hará cada seis meses, sino que anualmente.

Hubo otras peticiones del sindicato, también rechazadas, como es el caso de detectar los trabajadores que estén cumpliendo funciones distintas a las de su contrato, para modificarles el contrato y la remuneración. Desde la universidad declararon que revisarán los casos, pero si los trabajadores que cumplían otras funciones son reencasillados, esto no necesariamente se traduciría en un aumento de sueldo.

También se pidió un aguinaldo de $350.00 brutos por concepto de vacaciones de verano y otro de $80.000 brutos por concepto de vacaciones de invierno; si bien la universidad se declaró de acuerdo con otorgar aguinaldos, se negó a estos montos, calificándolos de elevados.

Se solicitó que cuando se cambien las funciones de un trabajador, se otorgue la capacitación necesaria. Desde la universidad declararon que existía una preocupación por capacitar a los trabajadores, pero que no querían “destinar recursos a capacitaciones que no resulten realmente necesarias”, motivo por el que contestaron negativamente a esta propuesta.

Los sindicatos solicitaron premios para los trabajadores que cumplan en el cargo 10 años (monto de $60 mil), 15 años ($70 mil), 20 años ($80 mil), 25 años (1 sueldo bruto una vez) y aquellos cumplan 30, 35, 40, 45, 50 y 55 años o más ($350 mil brutos). Montos que también fueron rechazados. Hasta las peticiones de días libres según nacimientos de hijos, fallecimientos de familiares, cumpleaños del trabajador u otros asuntos particulares fueron rechazados, aduciendo que la normativa vigente bastaba.

Desde la universidad también se rechazó la propuesta de aportes para el aniversario del sindicato. Incluso, en la cláusula décima tercera, los sindicatos solicitaron un fondo para mejorar la prevención, especialmente en los casos de trabajadores que se desempeñan expuestos a tóxicos, radiación o residuos biológicos peligrosos, iniciativa que fue rechazada sin dar mayores explicaciones desde el plantel. Se pidieron jornadas que permitieran compatibilizar el tiempo con la familia y para enero, jornadas únicas que terminaran a las 17:00 horas, pero desde la casa de estudios se negaron, declarando que “la empleadora está dispuesta a conversar respecto de una revisión respecto de las jornadas de trabajo, sin disminuir la extensión de las mismas, para mejor conciliar la relación familia trabajo”.

Tampoco se concedieron más becas en el jardín infantil para los trabajadores, declarando que éste se encontraba lleno y lo mismo ocurrió cuando pidieron más cupos en los hogares estudiantiles de la Udec; se rechazaron los montos de aguinaldo de aniversario de $110 mil y tampoco fueron aceptados los aguinaldos de Navidad y Fiestas Patrias (también de $110 mil cada uno, como detalla la propuesta). Se rechazaron los aumentos de becas para hijos e hijas de los trabajadores que entren a estudiar a la universidad ni tampoco se les podrán conceder las becas de alimentación que solicitaban. También fueron rechazadas las propuestas de ascensos, mejora de los seguros de los trabajadores, bonos de escolaridad, bono de colación de $25 mil y programa de ayuda por siniestros.

Otro punto rechazado nuevamente, fue la petición de contar con un Defensor Laboral, para contar con garantías en caso de acoso laboral o despidos injustificados. Un tema álgido, considerando que sólo este año más de 7 personas fueron despedidas por “razones de empresa”.

Uno de los pocos puntos aceptados fue realizar una capacitación sobre relaciones laborales. El resto de los puntos fueron rechazados aduciendo que la Udec no se encontraba en buena situación económica, a pesar de los aportes de Lotería, de las matrículas, ingresos de facultados, recursos para investigación y recursos del Estado y a pesar de que se logró acreditar la institución por 7 años, lo cual significaría un aumento de ingresos.