En el actual contexto de movilizaciones estudiantiles en nuestra Universidad de Concepción, un grupo de miembros de la Asociación de Académicos y Académicas EMG, nos hemos reunido con el propósito de ser partícipes del diálogo y de los procesos que se están llevando adelante y que continuarán en el futuro. Al respecto, nos permitimos compartir con la Comunidad Universitaria algunas reflexiones que creemos necesarias para aportar a sobrellevar nuestras discrepancias.

1. Consideramos que en el actual proceso de movilización estudiantil el estamento docente ha estado prácticamente ausente en cuanto a ser un factor relevante y un aporte para generar un diálogo constructivo, con la perspectiva crítica necesaria para avanzar en procesos de negociación efectiva. Las académicas y académicos de la Universidad de Concepción, bajo el presupuesto que somos parte integral de una comunidad universitaria, tenemos la responsabilidad de estar en sintonía con la contingencia y trascender a nuestro rol formador.

2. La representación de las y los docentes por parte de sus autoridades directas (decanaturas y direcciones de departamentos) muchas veces no cuenta con el soporte ni los elementos necesarios para entregar al equipo Rectoría una visión integral de la opinión de los y las académicas que constituyen sus claustros. Detectamos que esta carencia se da por la falta de discusión permanente en los distintos niveles y espacios académicos, estando la actual estructura administrativa imposibilitada de generar procesos de debate e integración permanente entre los distintos estamentos que forman la comunidad universitaria.

3. Manifestamos nuestra intención de ser parte de un diálogo fraterno, evitando cualquier forma de violencia y de coerción. Para esto, creemos que hay que partir reconociendo que buena parte de las demandas de nuestros y nuestras estudiantes son atingentes y apuntan la mejora de las condiciones de estudio y trabajo para toda nuestra comunidad, siendo necesario llegar a los acuerdos para que todas las potenciales mejoras se puedan aplicar considerando la capacidad institucional. Las discusiones en instancias de movilización tienen un carácter multidimensional y no pueden reducirse, como suele ocurrir, a las consabidas críticas sobre la forma de manifestarse ni ser condicionadas por aprehensiones personales respecto a la imposibilidad de acceder a las facultades o centros.

4. Reconocemos que la actual Rectoría ha asumido la tarea de actuar efectivamente durante las movilizaciones, dejando de lado el rol pasivo que usualmente se asumía como estrategia de neutralización de las demandas estudiantiles. La ejecución de esta tarea ha presentado dificultades que se han evidenciado en la radicalización de formas de movilización, reconociendo que ha habido maneras diferentes de interpretar los instructivos generados. Podemos evidenciar que las realidades entre los distintos espacios en paro y/o toma son muy distintos en cuanto a las formas, procesos y relaciones entre estamentos, por lo que no se puede asumir una postura unificada para juzgar si los procedimientos se han aplicado de manera correcta.

5. Nos preocupa de sobremanera que un grupo de estudiantes hayan iniciado una huelga de hambre como herramienta de movilización. El daño físico y emocional que puede provocar una medida como ésta, además del nivel de exposición que asumen los huelguistas, son consecuencias que de ninguna manera se correlacionan con el detrimento académico que se reclama.

6. Creemos que es el momento de abrir todos los caminos posibles de negociación y de confianza para resolver esta situación crítica. Para esto, nuestra Asociación se manifiesta totalmente disponible para participar en la busqueda de soluciones de acuerdos, que permitan avanzar en un proceso que salvaguarde el bienestar físico y emocional de todos los miembros de la comunidad universitaria.

Asociación de Académicas y Academicos Enrique Molina Garmendia Concepción, 18 de Julio de 2019